sábado, 19 de junio de 2010

HONRAR HONRA No. 25/10 - Órgano de la Oficina del Programa Martiano del Consejo de Estado de la República de Cuba.

HONRAR HONRA No. 25/10

Órgano de la Oficina del Programa Martiano del Consejo de Estado de la República de Cuba.
Editor: Lic. Eulogio Rodríguez Millares, Subdirector:
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“…una hora de virtud da a los hombres mas fama y alegría que la posesión costosa, y casi siempre culpable, de la riqueza.” (José Martí, O. C. T-1, P-373)

INVITACIÓN A LA II CONFERENCIA INTERNACIONAL BOLÍVAR, LINCOLN Y MARTÍ EN EL ALMA DE NUESTRA AMÉRICA, CARACAS, VENEZUELA (NOVIEMBRE 17 AL 20)
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DOCUMENTOS INCLUIDOS EN ESTE NÚMERO.

1.- NOTICIAS DEL ACONTECER MARTIANO. (a, b, c, d)
2.- DECLARACIÓN DEL II COLOQUIO INTERNACIONAL JOSÉ Â Â Â MARTÍ: POR UNA CULTURA DE LA NATURALEZA (Pág.5)
3.- José Martí y la Revolución Cubana Por Armando Cristóbal Pérez (Colaboración Brigada Internacional “Primero de Mayo”) (Pág.6)
4. EN EL 80 ANIVERSARIO DEL ETERNO JOVEN ARMANDO HART . Por Giraldo Mazola

1.- NOTICIAS DEL ACONTECER MARTIANO. a) Impuso Raúl la Orden José Martí a Armando Hart Dávalos en ocasión de su 80 cumpleaños (Tomado de Juventud Rebelde)

El Consejo de Estado, a propuesta del Buró Político del Partido, otorgó la Orden José Martí al destacado luchador e intelectual revolucionario Armando Hart Dávalos, en ocasión de su 80 cumpleaños, la cual le fue impuesta por el General de Ejército Raúl Castro Ruz durante la reunión ampliada del Consejo de Ministros que sesionó dos días para analizar la marcha de la economía en este año, así como discutir y aprobar los lineamientos generales para la elaboración del plan del 2011.

La ceremonia tuvo lugar en presencia de los miembros de la Comisión del Buró Político, Vicepresidentes de los Consejos de Estado y de Ministros, demás integrantes del Consejo de Ministros, el Presidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular, miembros del Secretariado del Comité Central y primeros secretarios de los Comités Provinciales del Partido y del municipio especial de la Isla de la Juventud, así como los presidentes de los Consejos de la Administración Provinciales, el Presidente del Tribunal Supremo Popular y el Fiscal General de la República, los cuadros centro de la UJC y las organizaciones de masas, además de una representación de altos funcionarios de los principales organismos de la Administración Central del Estado.

Al presentar los motivos del Acuerdo, Homero Acosta, secretario del Consejo de Estado, resaltó la trayectoria revolucionaria de Armando Hart Dávalos durante más de 60 años, cuando en la década de los 40 comenzó sus luchas estudiantiles contra la corrupción y abusos de los gobiernos de turno; su labor como fundador del Movimiento 26 de Julio, desde el cual tuvo una destacada participación en las actividades contra la tiranía batistiana al cumplir importantes misiones en la dirección de la lucha clandestina, incluso cuando permanecía encarcelado en las prisiones del Príncipe e Isla de Pinos, hasta el triunfo de la Revolución.

De igual modo, se destacan sus labores en la construcción del Estado, cuando tras el triunfo el 1ro. de Enero de 1959 fue nombrado Ministro de Educación y luego desempeñó tareas en el desarrollo de la Campaña de Alfabetización, más tarde fue Ministro de Cultura y director de la Oficina del Programa Martiano y de la Sociedad Cultural José Martí, instituciones a las que se ha consagrado en estos últimos años de trabajo.

También se recuerda su participación como integrante de la Dirección Política de la Revolución, tanto en las Organizaciones Revolucionarias Integradas (ORI), el Partido Unido de la Revolución Socialista (PURS), como en el Partido Comunista de Cuba, del cual integró su primer Comité Central y fue miembro del Buró Político, y su incansable labor de exaltación de los valores éticos, políticos, jurídicos y culturales que tradicionalmente han formado parte del pensamiento humanístico cubano.

Profundamente emocionado, tras recibir el abrazo de Raúl, Armando Hart le agradeció este gesto tanto a él como al «Comandante en Jefe, que todos los presentes lo tenemos en nuestro corazón», pues consideraba que su único mérito era haber seguido las ideas de Martí y de Fidel.

Subrayó que lo que más ha aprendido de Fidel y de Raúl ha sido trabajar para las nuevas generaciones en esa cultura de hacer política, siendo radical y armonioso, bajo el principio martiano de con todos y para el bien de todos.

b) Finaliza sesiones Seminario de Bioética de la UNESCO Por Jorge Smith

El Seminario de Bioética de la Oficina Regional de la UNESCO que se celebró en el Centro de Estudios Martianos (CEM), en Ciudad de La Habana cerró sus sesiones después de tres días de trabajo.

Los asistentes se reunieron en paneles que abordaron las siguientes temáticas: Educación en bioética, experiencias de la formación general en bioética de pre y postgrado, y Pensamiento caribeño y bioética en José Martí, Eugenio María de Hostos y Juan Bosch.
Asimismo, los concurrentes abordaron las Instituciones de Bioética del caribe y su relación con la red bioética de la UNESCO. Como resultado de esta última reunión se presentaron los comités de Bioética de Cuba, Jamaica, República Dominicana y Puerto Rico.
La bioética es la rama de la ética que se dedica a proveer los principios de conducta humana de la vida; la ética está aplicada a la vida humana y no humana (animal).
En un sentido más amplio, sin embargo, la bioética no se limita al ámbito médico, sino que incluye todos los problemas éticos que tienen que ver con la vida en general, extendiendo de esta manera su campo a cuestiones relacionadas con el medio ambiente y al trato con los animales.

La bioética es una disciplina relativamente nueva, y el origen del término corresponde al pastor protestante, teólogo, filósofo y educador alemán Fritz Jarh quien en 1927 usó el término Bio-Ethik en un artículo sobre la relación ética del ser humano con las plantas y los animales. Más adelante, en 1970, el oncólogo norteamericano Van Rensselaer Potter utilizó el término bio-ethics en un artículo sobre "la ciencia

c) Jóvenes alaban vigencia martiana en actual lucha medioambiental Por Jorge Smith

Los jóvenes que asisten al II Coloquio Internacional José Martí: Por una cultura de la naturaleza, que se celebra del 9 y hasta el 11 de junio en Ciudad de La Habana, alabaron la vigencia del ideario martiano en la actual lucha que libran por la protección del medio ambiente.

Adalberto Hernández, ex presidente de la FEU y ahora profesor de Historia del Instituto Preuniversitario Vocacional de Ciencias Pedagógicas de Pinar del Río en el occidente de Cuba, realizó una propuesta de trabajo con la educación ambiental de 11no grado a partir del uso de la obra del Héroe Nacional de Cuba.

El orador planteó que la idea surge de la trascendental importancia y notable vigencia que cada vez más va adquiriendo el pensamiento de José martí para la interpretación la aprehensión y transformación del mundo.

Según el joven profesor el sistema de actividades que se propone tiene como fuente el Cuaderno Martiano III, en especial los textos Nuestra América, los discursos conmemorativos del 10 de octubre de 1887 y 1889, Con todos y para el bien de todos y Los pinos nuevos.

Las temáticas a abordar en ese trabajo serían Panorama, perspectivas y experiencias de la educación ambiental y Pensamiento martiano y educación hacia una cultura de la naturaleza. Por su parte, Rodrigo Cavalcanti, de la cátedra José Martí de la Universidad de Pernambuco, Brasil, habló que de los mecanismos de dominación imperialista el más efectivo es el de la globalización.

Según Cavalcanti, el debate sobre el medio ambiente desde las posiciones de las potencias, forma parte de esta política de dominación, porque la cultura de dominación se ha perpetuado en la historia. Referente a este particular el profesor brasileño aseveró que una forma de resistencia lo es la cultura desde la perspectiva martiana, con su defensa de los pueblos y la promoción de un conocimiento que valore nuestras nuestras formas propias de producción.

El orador sostuvo que luchar por el equilibrio del mundo junto a la prédica de la guerra sin odio de Martí conforma una forma pedagógica no solo desde el punto de vista geográfico. Otro delegado llamó la atención sobre la dicotomía naturaleza y paisaje, que algunos juzgan como sinónimos pero no lo son por la razón de que en la naturaleza priman concepciones científicas y el paisaje más bien responde a un criterio cultural.

El ponente explicó que fenómenos como El Niño, los tsunamis, huracanes y ciclones producen calamidades, pero existen otras que tienen que ver con la necesidad de producción, no solo industriales, sino para la alimentación con su consecuente sobreexplotación de ríos, mares, lagos y tierras.

C) “El que haga política tiene que tener cultura”, afirma Armando Armando Hart Dávalos en la clausura del II Coloquio Internacional. Por Jorge Smith

Armando Hart, uno de los líderes históricos de la Revolución cubana y director de la Oficina del Programa Martiano (OPM), dijo que resulta indispensable que el que haga política tenga cultura.

El autor del libro Cambiar las reglas del juego apuntó en la clausura del II Coloquio Internacional José Martí: Por una cultura de la naturaleza que entre las exigencias del momento en que se vive estaba la necesidad de ser radical y armonioso. Por otra parte, reclamó un diálogo de generaciones y agradeció las expresiones de simpatía de los 300 delegados de 21 países que asistieron al foro por la labor que realiza la OPM.

Hart indicó que el evento estableció un diálogo entre el apóstol de la independencia de Cuba y la cultura de la naturaleza y se manifestó complacido de que la trilogía del Proyecto José Martí y la solidaridad mundial se manifiesten en estas jornadas: El equilibrio del mundo, La cultura de la naturaleza y Con todos y para el bien de todos.

Por su parte Luís Gomes, alcalde de Villa Real de San Antonio, Portugal, leyó la declaración final del evento, en el que se dice que una amenaza pende como una espada de Damocles sobre la humanidad, el exterminio de la especie humana.

El texto acusa al capitalismo de los gases de efecto invernadero y por ello llama a proceder con inteligencia con el fin de crear una cultura que propague la paz, la solidaridad y detenga las catástrofes que podrían sobrevenir. La Declaración final criticó el consumismo, que depreda el medio ambiente y aboga por el rescate de principios éticos y políticos.

Acerca de los pequeños estados insulares, llamó la atención que sobre estos pende también la amenaza con el calentamiento global, que derrite los glaciales y aumenta el nivel del mar con peligro para la vida y la existencia.

Los firmantes, por otra parte, hacen suyos el pensamiento de José Martí, la declaración de Cochabamba en la cumbre de la Pachamama y proclama que para lograr los objetivos se necesita hacer, que es la mejor manera de decir, como exclamara el Héroe de la independencia de Cuba.

Ana Sánchez, directora del Centro de Estudios Martianos (CEM), leyó la relatoría general del evento de tres días que sesionó en tres comisiones que abordaron problemáticas ambientales, el pensamiento de Martí y la labor de los jóvenes en la defensa y cuidado de la naturaleza.

La investigadora aseveró que en el foro se denunció la prisión de Cinco héroes cubanos prisioneros del imperio, el asesinato de un niño mexicano a manos de la guardia de frontera estadounidense, y el ataque del estado sionista de Israel a una flotilla internacional de paz.

Sánchez destacó las intervenciones en estas jornadas del teólogo brasileño Frei Betto, la senadora mexicana Yeickol Povesnky, Juan Bautista Mieres Gómez, el alcalde portugués Luis Gomes y la procuradora guatemalteca Maria Eugenia Morales.

Antes, el mexicano Carlos Bohórquez tuvo a su cargo las palabras de felicitación de los delegados a Armando Hart en ocasión de su 80 aniversario, mientras Joanet Delgado, representante del humanista japonés Daisaku Ikeda trasmitió un saludo de este al dirigente cubano y lo premió con una distinción de la entidad Soka kakai que se expandió por 192 países.

Por último, el grupo infantil Mar de espuma, ofreció un espectáculo cultural con canciones y danzasen el que se llamaba a la conservación y cuidado del medio ambiente. Presidieron la última jornada de trabajo Armando Hart, el general de Brigada Harry Villegas, el doctor Ismael Clark, Gisela Alonso de la Agencia de Medio Ambiente, vicepresidentes de la OPM y miembros del Cuerpo diplomático.

d) Senadora mexicana Yeidkol Polevnsky pide libertad de Los Cinco Por Jorge Smith

La senadora mexicana Yeidkol Polevnsky, asistente al II Coloquio José Martí: Por una cultura de la naturaleza, pidió la liberación de Cinco cubanos prisioneros en Estados Unidos por luchar contra el terrorismo.

Polevnsky reclamó la liberación de los héroes en el Palacio de las Convenciones, al oeste de la capital de la isla, en donde más de 300 delegados de 21 países debaten sobre Martí, el medio ambiente y los retos que enfrenta el mundo.

“Siempre es un gusto estar en Cuba y ante un auditorio martiano. Martí dijo que honrar honra y pienso que (Armando) Hart debe ser honrado por muchas cosas entre ellas como ministro de Educación cuando la campaña de alfabetización que suscitó un movimiento que llegó a México, donde gracias a la solidaridad cubana fue reducido el índice de analfabetismo en Michoacán”, aseveró

. La senadora recordó que siempre fue muy crítica con la política por la presencia de dirigentes venales y corruptos, pero una conversación con Hart le sirvió para llegar a la conclusión de que la política en manos de la ética podía rendir favorables frutos en bien de las mayorías.

“Para mi campaña como senadora escogí la frase martiana Con todos y para el bien de todos. Martí ha estado presente en mi a partir de la lectura de La historia me absolverá, en la que Fidel (Castro) afirma que nadie debía temer a que lo señalaran como autor intelectual del Moncada porque Martí era el verdadero autor intelectual de esa gesta”, acotó. Con respecto a la literatura del Apóstol evocó el verso “si tu mártir corazón llené de espinas piensa que nacen entre espinas flores”, “es conmovedor escuchar eso, agregó.

La oradora afirmó que ese Martí universal plantea un cuerpo de ideas filosóficas y éticas que sirven para luchar por la construcción de un mundo mejor.

Y referente a este último asunto apuntó que el poeta y soldado enriqueció a la generación de Centenario en lo que concierne a lucha, entrega, valores morales, congruencia.

Yeidkol Polevnsky, por otra parte, denunció a Estados Unidos por destinar 45 millones de dólares del dinero de los contribuyentes norteamericanos para financiar planes de desestabilización del gobierno soberano de Cuba.

Acerca del cambio climático evocó a Martí cuando este criticó a los intereses económicos que se dedicaban a derribar árboles y repasó la hipocresía de los grandes contaminadores del medio ambiente quienes ahora les piden a los países en desarrollo que desistan de luchar por el bienestar de sus pueblos.

Con respecto a la situación calamitosa del mundo subdesarrollado rememoró que Haití no genera gases de efecto invernadero porque carece de industrias y sin embargo debe exportar todos sus alimentos. “Martí, concluyó la senadora, me ha dado mucho, me ha guiado a luchar y ha hecho de mi un mejor ser humano”. Al término de su intervención Armando Hart, director de la Oficina del Programa Martiano (OPM), otorgó a Yedkol Polevnsky el galardón La utilidad de la virtud que confiere la Sociedad Cultural José Martí.

2.- DECLARACIÓN DEL II COLOQUIO INTERNACIONAL JOSÉ Â Â Â MARTÍ: POR UNA CULTURA DE LA NATURALEZAr>
  Sobre la vida de nuestra especie y la de todas las que habitan nuestro planeta pende una amenaza mortal, la más grave de su dilatada historia. Lo que muchos consideraron hace apenas una década vaticinios alarmistas de los científicos sobre el carácter global del calentamiento del planeta y las denuncias referentes a la responsabilidad de los países desarrollados como principales emisores de gases con efecto invernadero, se han visto confirmados por la cruda evidencia de los hechos.
  Reunidos en La Habana con el propósito de estudiar y debatir acerca de los graves peligros que amenazan la familia humana, a la luz de las nobles aspiraciones históricas y la vocación de universalidad solidaria presentes en la vida y el pensamiento de José Martí, los participantes del II Coloquio José Martí Por una cultura de la Naturaleza llamamos a promover, con inteligencia y amor, una cultura que exalte  la paz, la justicia, los valores éticos, la igualdad entre todos los pueblos y la solidaridad con un sentido universal y sobre esa base movilizar al mayor número de personas para detener y revertir antes de que sea demasiado tarde la catástrofe que se nos avecina.
  El modelo de capitalismo basado en el despilfarro irracional de los recursos materiales y el consumismo anárquico y enloquecido que lo caracteriza es insostenible y su existencia se ha vuelto incompatible con la supervivencia de la humanidad. A los peligros derivados de la destrucción del medio ambiente se suman los asociados a una política guerrerista imperial que ha puesto la tecnología más sofisticada en el campo de los armamentos al servicio de una empresa recolonizadora de alcance planetario, quebrando principios éticos, políticos y jurídicos en los que decía fundamentarse el sistema capitalista. La explotación irresponsable y el control a toda costa de las fuentes de energía fósil, fundamento de ese modelo, amenaza con convertirse en causa de nuevas guerras y ocasiona catástrofes medioambientales como la más reciente del Golfo de México
  Como espada de Damocles penden sobre los pequeños estados insulares los efectos del derretimiento de los casquetes polares y el aumento y progresivo del nivel de los océanos.
  Urge una nueva relación ética del hombre con la naturaleza, de ahí la importancia de la bioética y su relación con las ciencias de la vida.
          Resulta ineludible nuestro compromiso de  promover en el plano social más amplio el pensamiento de José Martí, con su carga de espiritualidad y de amor a la naturaleza, y estimular la participación de los pueblos en la solución de los colosales problemas que enfrenta la humanidad. Hacemos nuestro el compromiso de la Cumbre de los Pueblos de Cochabamba por el respeto de la Madre Naturaleza y nos sumamos con modestia martiana a las voces  que reclaman un cambio radical a través de la acción de todos los hombres y mujeres sin distinción de raza, credo o sector social al que pertenezcan. Lo hacemos en acto de lealtad a las ideas de José Martí e inspirados en aquella sentencia suya: ‘’Hacer es la mejor manera de decir’’. Todavía estamos a tiempo para salvar a la familia humana.  La Habana , 11 de junio de 2010

  3.- José Martí y la Revolución Cubana Por Armando Cristóbal Pérez (Colaboración Brigada Internacional “Primero de Mayo”)

   Deseo establecer algunos de los vínculos más profundos entre el pensamiento y la obra de José Martí -el escritor y prócer de la independencia cubana del siglo XIX-, con los orígenes de la revolución que triunfó el primero de enero de 1959 bajo la dirección de Fidel Castro, para subrayar su contemporaneidad. Fue el propio Comandante en Jefe quien, en su famoso alegato de autodefensa “La Historia me absolverá”, casi desde el inicio lo dijo con toda claridad: “…se prohibió que llegaran a mis manos los libros de Martí; parece que la censura de la prisión los consideró demasiado subversivos. ¿O será porque yo dije que Martí era el autor intelectual del 26 de julio?”i[i]

  Pero, Fidel no sólo reconoció -ya en ese momento-, la autoría intelectual del Héroe Nacional cubano en el inicio de un proceso de renovación social, patriótica, ética y política, que significaba comenzar por la organización y realización del asalto a los cuarteles de la dictadura, Moncada y Céspedes; sino que para ello, aceptó traer en el corazón “las doctrinas del Maestro”.ii[ii] Y, tras hacer un análisis de los condicionamientos de toda índole que hacían inevitable y urgente el derrocamiento de la tiranía y la apertura de una época nueva para la nación y la república, así cómo describir los sectores del pueblo para los que se convocaba la revolución; luego de exponer un panorama histórico de las ideas sociales y políticas universales que por su vocación popular y democrática preced&ia cute;an la acción de los revolucionarios cubanos; concluyó con una de las más profundas y emotivas evocaciones que se han hecho de José Martí:

  “Parecía que el Apóstol iba a morir en el año de su centenario, que su memoria se extinguiría para siempre, ¡tanta era la afrenta! Pero vive, no ha muerto, su pueblo es fiel a su recuerdo; hay cubanos que han caído defendiendo sus doctrinas, hay jóvenes que en magnífico desagravio vinieron a morir junto a su tumba, a darle su sangre y su vida para que él siga viviendo en el alma de la patria. ¡Cuba, que sería de ti si hubieras dejado morir a tu Apóstol!”iii[iii]

  ¿Cómo explicar este entrañable nexo entre el adalid de la rebelión iniciada en 1953 y aquél que constituye en la memoria histórica de la nación, el mejor de todos los cubanos? No es mi propósito hacer un recuento histórico. Pero es indispensable -para dar respuesta a esa pregunta-, esbozar brevemente algunas características de los contextos en que vivió y murió Martí, para comprender la vigencia en nuestra época y-con respecto a la revolución cubana-, de su ejemplo y sus ideas.

  Martí -nacido en 1853 y muerto en combate en 1895-, ocupa con su presencia la historia nacional desde la segunda mitad del siglo XIX cubano. Un siglo tremendo, que como conocen ustedes por la propia experiencia histórica de sus respectivos países, ha sido extraordinario para el futuro de la humanidad por diversas razones. En Cuba, fue la etapa durante la cual –maduras la propia identidad y la nación- los “criollos” decidieron defender su derecho a la autodeterminación, y luchar por su independencia de un régimen colonial cuatro veces centenario. Para Martí, hijo de un modesto oficial valenciano y de una sencilla ama de casa, originaria de una de las Islas Canarias, implicó –desde el principio- un doble enfrentamiento: en su casa, cubano hijo de españoles; y en el país, independentista frente al régimen colonial. Así recibió su primera lección.

>   Es necesario reconocer la dificultad de identificar como un todo -antes y ahora-, lo español. Como es conocido, la conquista y primera parte de la colonización de América, la realizó sólo la Corona de Castilla, que al propio tiempo hizo la de las Islas Canarias; con posterioridad, se incorporaron a la aventura americana, los canarios de origen europeo, y los miembros de otras nacionalidades y regiones de la monarquía imperial, incluyendo los de la Corona de Aragón, entre ellos los del reino independiente de Valencia, la que durante el siglo XIX fue un foco del liberalismo. Los padres de Martí, aunque integrantes de la sociedad española en Cuba, en mayor o menor medida poseían valores éticos y patrióticos heredados de sus respectivas comunidades originarias, los que contribuyeron a la formación del carácter de su único hijo varón. Mediante tales cruzamientos biol&oac ute;gicos y culturales (al decir de Don Fernando Ortiz, “transculturación” ), entre los hispanos -que llegan a ser españoles verdaderamente en América-, y de estos con los esclavos africanos, y con los colonos chinos, y de éstos entre sí, y con otros europeos y americanos) se formó en el continente, primero el “criollo” y después, el nacional.

  Y Martí fue un criollo, desde el momento mismo en que comenzó a pensar, actuar y expresarse en su medio y contexto. Desde que acompañó a su padre al escenario de la brutal realidad de la ciudad opulenta y a la de la exuberante campiña, ambas pervertidas por el despotismo y la esclavitud, lo que constituyó para él una nueva lección. Y desde que la viva inteligencia natural y la aguda sensibilidad emocional y artística de sus espléndidos 12 años –no obstante la humildad de su origen-, recibió también la más exquisita, moderna y patriótica formación en la escuela pública que dirigía su maestro José María de Mendive, poeta e independentista, quien encontró en el hijo de Don Mariano y Doña Leonor, uno más de los suyos. A través de él, Martí conoció, aprehendió y desarrolló las r azones y sentimientos que hicieron de él un joven cubano revolucionario, gracias a la tradición emancipadora del presbítero Félix Varela, la de José de la Luz y Caballero, la del primer poeta nacional José María Heredia y la de los más importantes pensadores de la cultura universal de su época.

  El ambiente de aquella escuela -acosada por las autoridades coloniales -, originó un conflicto entre Martí y un condiscípulo integrista, que lo llevó a la cárcel; y en ella, sufrió en carne y espíritu, el fuego de un infierno que por siempre dejaría huella en él. Pero en 1869 -tras aquel año en el que Carlos Manuel de Céspedes diera el grito de ¡Independencia o Muerte!, al tiempo que liberaba a sus esclavos para luchar juntos por la libertad y la justicia-, escribe su primer poema personal, su primer artículo político, su poema dramático Abdala. En ese año, su maestro es condenado por un Consejo de Guerra. Entonces escribe el soneto ¡10 de octubre!, que muestra la talla del hombre que se fraguaba en aquel crisol:

  No es un sueño, es verdad: grito de guerra
Lanza el cubano pueblo, enfurecido,
El pueblo que tres siglos ha sufrido
Cuanto de negro la opresión encierra

.   Del ancho Cauto a la escambráica Sierra,
Ruge el cañón, y al bélico estampido,
El bárbaro opresor, estremecido,
Gime, solloza, y tímido se aterra.

  De su fuerza y heroica valentía
Tumbas los campos son, y su grandeza
Degrada y mancha horrible cobardía.

  Gracias a Dios que ¡al fin con entereza
Rompe Cuba el dogal que la oprimía
Y altiva y libre yergue su cabeza!iv[iv]

  Tiene entonces Martí apenas 15 años y al elegante estilo literario de su primer soneto se unen los principios que ya le animan: el amor por la Patria y la Libertad. En 1870 es deportado a la Isla de Pinos, y su madre logra mediante súplica, se le conceda un permiso para trasladarse a España. “Durante su vida española –dice Roig de Leuchsenring-, no olvida un solo momento el afán de laborar por la independencia de su patria; mantiene íntimo contacto con los patriotas cubanos (…); sostiene polémicas periodísticas con los defensores de la integridad española (…)Al salir de España en diciembre de 1874 visita varias ciudades europeas (…); en febrero de 1875 llega a México…” v[v]

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  Martí no se detiene. Viaja por Centroamérica, escribe nuevas obras, publica, diserta, polemiza. Regresa a Cuba con su mujer e hijo, aprovechando una Amnistía General, y en 1879 de nuevo es deportado a España (por conspirar contra el régimen colonial). La doble estancia en España, le descubrirá la existencia de dos sociedades en perpetua lucha: la noble y generosa del pueblo, y la autocrática del Estado monárquico. Nunca olvidará esta nueva lección, que será por siempre –a partir de entonces y hasta hoy- parte de la cultura política del pueblo cubano y de sus revolucionarios; lo que entre otras razones, ha permitido alcanzar un sentimiento nacional no chovinista, que se encuentra presente en el pensamiento de Fidel Castro; y en el carácter del enfrentamiento de la revolución cubana, que lucha contra el imperialismo estadounidense, pero no contra el pueblo estadouni dense. Es la base del internacionalismo martiano, que diferencia al valorar, los pueblos y sus gobiernos. Principio que se expresa en el apotegma Patria es Humanidad

.   En enero de 1880 arribó Martí a New York por primera vez, y el día 24 daba lectura al primero de sus discursos sobre asuntos políticos y revolucionarios ofrecidos a los emigrados cubanos. Es aquella conferencia en la que -tras el saludo inicial-, expresa uno de sus más famosos apotegmas: El deber debe cumplirse sencilla y naturalmente.vi[vi] Las diversas reacciones ante la inesperada y extraordinaria oratoria, originaría la necesidad en el autor de acompañar su publicación con una nota aclaratoria, sobre la relación entre la exaltación y el raciocinio en la expresión de su verbo, “puesto que decir, es un modo de hacer” vii[vii]

  El 30 de enero de 1895 va en busca de Máximo Gómez, el querido amigo dominicano, el Generalísimo de las guerras independentistas cubanas, el que enseñó a los cubanos a usar el machete como arma de guerra, quien lo espera en la hermana tierra haitiana –donde firman juntos el hermoso Manifiesto que establece sus principios y decisiones para liberar a Cuba y Puerto Rico-, etapa final de su itinerario vital, antes del regreso a Cuba para reiniciar la lucha en la isla. Atrás quedaba esa estancia en los Estados Unidos durante casi quince años ininterrumpidos, que había constituido una esencial experiencia como persona, como artista, y como revolucionario.

  El día 28 de ese mes había cumplido sólo 42 años, pero la plenitud e intensidad de su acontecer parecería corresponder a un tiempo mucho mayor de vida. Especialmente su etapa de madurez en Estados Unidos. Sus cartas, sus crónicas, sus discursos, sus poemas, muestran “…la mirada del inmigrante José Martí (…pero), no fue en modo alguno la visión ingenua del inmigrante por razones solamente económicas (…)A partir de 1892, este inmigrante dedicará todas sus fuerzas y recursos, a la preparación de la “guerra necesaria” y al Partido Revolucionario Cubano”.viii[viii] A estas actividades “sacrificó vocación, fama , familia y vida (…)ese esfuerzo es liderado por un Martí deslumbrante, ardiente en su propio fuego, demiurgo creador de un discurso integrado por decenas y decenas de intervenciones públicas, que constituyen una de las fuentes más te;s valiosas para el conocimiento político americano, de su espléndida oratoria, de un periodismo excepcional, de uno de los monumentos de la lengua (…) Es en esos textos donde aflora la expresión más libre del genio martiano, en sus valores éticos y estéticos”.ix[ix]

  En el ámbito de la práctica política, durante su estancia estadounidense, la genialidad de José Martí aportara varias experiencias indispensables para consolidar la unidad de acción de los revolucionarios. Será una, la creación de clubes, que a manera de red, organizarán territorialmente la emigración patriótica; será otra, la creación de un periódico, que no sólo enlazará comunicativamente a los emigrados y a éstos con los que en la isla también se preparaban, sino que será el órgano –noticioso, divulgativo, orientador- de un Partido. Será ésta una de sus más importantes iniciativas, la creación de un Partido para organizar la guerra necesaria: el Partido Revolucionario Cubano. Y ya, en enero de 1892, presenta a los dirigentes de la Convención Cubana, un esbozo -escrito por él-, de los docume ntos que regirán la nueva organización, aunque sujetos todavía a su redacción definitiva y su aprobación general.x[x].

  Pero sin lugar a dudas, el mayor descubrimiento de Martí durante su estancia en los Estados Unidos -en la época de la máxima expansión y desarrollo del capitalismo pre-monopolista-, fue reconocer la emergencia de un nuevo Imperio. En su última carta (inconclusa) del 18 de mayo de 1895, a su amigo mexicano Manuel Mercado, lo expresa de manera tan clara y precisa, que la cita, aunque parcial, resulta inevitable.

  Tras reconocer el riesgo de vida que entrañaba su presencia en plena manigua insurrecta –puesto que entendía su deber y tenía ánimos con que realizarlo-, daba a conocer el objetivo principal por el que se arriesgaba: “…impedir a tiempo con la independencia de Cuba que se extiendan por las Antillas los Estados Unidos y caigan, con esa fuerza más, sobre nuestras tierras de América”; y a continuación subrayaba: “…Cuanto hice hasta hoy, y haré, es para eso…”xi[xi]

br>   Dichas frases paradigmáticas transforman la misiva al amigo lejano en un testamento político. Se trata de la síntesis de una práctica vital, que habrá de conformar a la larga, parte de la cultura política del pueblo cubano: “…impedir que en Cuba se abra, por la anexión de los imperialistas de allá y los españoles (y el subrayado es mío), el camino que se ha de cegar, y con nuestra sangre estamos cegando, de la anexión de los pueblos de nuestra América, al norte revuelto y brutal que los desprecia…” xii[xii]

  Aquí se hará manifiesta también la huella de su estancia estadounidense “Viví en el monstruo y le conozco las entrañas:- y mi honda es la de David.”xiii[xiii] Quien conoce la revolución cubana en sus textos y en sus actos, sabrá cuánto significan y de qué manera resultan vigentes esas frases, y el profundo significado de esa penúltima lección ofrecida por Martí a todos los pueblos para el futuro: el suyo, los del resto de Nuestra América y el de todos aquellos que se encuentren en situaciones semejantes.

  En el caso de Cuba, no habrá que entender la existencia de un vacío entre la muerte de Martí y la revolución iniciada en 1953, que es la de 1959, que es la de ahora. El proceso histórico, que transcurrió entre ambos momentos estuvo preñado por la continuidad de luchas sociales y políticas, e iluminado por el pensamiento y el ejemplo martianos en todas ellas, a través de numerosas y diferentes generaciones que así lo asumieron. Y de otras maneras de pensar y hacer también, que se unieron al proceso revolucionario para enriquecerlo. Porque la muerte de Martí y la del General Antonio Maceo, habían precedido las acciones intervencionistas del imperialismo estadounidense en contubernio con el senil Imperio español en la isla irredenta, sometida primero a un Protectorado, devenida república neocolonial después, finalmente tiranía castrense.

  Entonces, el pensamiento y las lecciones martianas se difundieron como nunca antes. Y si en algunos casos sirvieron para el enmascaramiento de actividades politiqueras, conservadoras y liberales principalmente; también pasaron a formar parte de los movimientos obreros, campesinos, estudiantiles e intelectuales y de las agrupaciones socialistas de la época. En realidad, los primeros vínculos entre la doctrina martiana y el pensamiento socialista se habían producido desde antes de la muerte del Maestro; y en gran medida a través de su amistad con Carlos Baliño, uno de los muchos patriotas que profesaban también las ideas del socialismo. Sería el propio Baliño, quien diría en 1893, en una velada patriótica de la que sólo ha llegado a nuestros días un fragmento publicado en el periódico Patria, lo siguiente:

  “Aunque Martí es una inteligencia privilegiada, no es por esto que se lleva tras de sí el corazón del pueblo. (…) Es que además de ser lumbrera, una inteligencia privilegiada, es algo muy superior a esto, es un carácter, una consciencia augusta, un corazón amante y generoso, cuyas fibras, así como las cuerdas de un arpa eólica (…) responde a todos los gemidos y suspiros de los seres que van por la tierra abrumados bajo el peso de sus cadenas y de sus dolores

. xiv[xiv] ]   La imposición por el imperialismo estadounidense de un virtual Protectorado a Cuba, al término forzado de la guerra por su grosera intromisión en la guerra y ocupación militar de la isla, entre otras consecuencias muy graves sumió a las fuerzas revolucionarias y patrióticas cubanas en un estado de frustración, que duró los primeros tres o cuatro lustros del siglo XX. Pero, paulatinamente se produjo una reacción positiva, a partir del renacimiento de la conciencia nacional y la reorganización patriótica de todo el pueblo. Durante ese triste período, sólo el pensamiento y el ejemplo martiano, mantuvieron su capacidad regenerativa. En la década de los años veinte la efervescencia se manifestaba en los sectores estudiantiles universitarios; entre artistas, escritores e intelectuales; entre las organizaciones obreras y campesinas. Hasta los partidos de la burguesía –c on respecto a sus propios fines- se reanimaron para las contiendas electorales y pretendían ser continuadores de la doctrina martiana.

  La población -mientras tanto- expresaba el dolor por su ausencia y comprendía la necesidad de recuperar su dirección, mediante el canto de una clavexv[xv], parte de cuya letra -de autor anónimo-, decía: “Martí no debió de morir,¡Ay!, de morir. Si fuera el maestro y el guía, otro gallo cantaría, la Patria se salvaría y Cuba sería feliz”.

  A finales de la segunda década del siglo XX, se fundaba el primer Partido Marxista cubano. Su Primer Secretario sería Julio Antonio Mella, también Presidente de la recién electa Federación Estudiantil Universitaria. Y Mella, defensor de las tradiciones nacionales y propulsor de un marxismo creador, ya era entonces un ferviente admirador de José Martí. Hablaba en 1926 sobre su anhelo de escribir un necesario libro sobre él, para enfrentar la utilización espúrea y la manipulación de su pensamiento. Y entre otras razones, para no haberlo hecho, argumentaba:

  “…tengo temores de de no hacer lo que la memoria del Apóstol y la necesidad imponen. Bien lejos de todo patriotismo, cuando hablo de José Martí, siento la misma emoción, el mismo temor, que se siente ante las cosas sobrenaturales (…) Es imprescindible que una voz de la nueva generación, libre de prejuicios y compenetrada con la clase revolucionaria de hoy, escriba ese libro(…) Hoy, (Martí), igualmente revolucionario, habría sido quizás el intérprete de la necesidad social del momento (…) En su bello trabajo sobre los mártires de Chicago nos habla de “cómo esta República -los Estados Unidos- por su culto a la riqueza ha ido cayendo en los mismos vicios de los imperios”xvi[xvi]

/i>   Tras el asesinato de Mella por las fuerzas reaccionarias, la historia de Cuba fue la misma que la del resto de las repúblicas latinoamericanas: corrupción, dictaduras, hambre y muerte para la población más humilde; riquezas y privilegios para los poderosos. Y -como un siniestro recordatorio de la advertencia martiana-, innumerables intromisiones de los Estados Unidos, incluyendo invasiones militares. Mientras, la memoria martiana crecía a cada momento.

  No pretendo ser exhaustivo. Sería imposible. Sólo he querido introducirlos en una de las esencias de lo cubano: la presencia de José Martí en nuestra revolución. Por eso, cuando tras la década de los años 40 del siglo XX, la república neocolonial parecía encaminarse a un proceso de institucionalización democrática, y casi de inmediato desembocó en la etapa disoluta de los años 50 con participación de la Mafia estadounidense y el imperialismo -en acción farisaica-, apostó de nuevo por la mano dura de la tiranía Batistiana; entonces, la llamada “Generación del Centenario” liderada por Fidel, retomó las lecciones martianas y las aplicó al calor de los nuevos tiempos.

  En 2006, el periodista Ignacio Ramonet realizó una larga entrevista a Fidel Castro, publicada con el título Cien horas con Fidel. El capítulo I del libro (Antecedentes de la revolución), se inicia con la siguiente pregunta:

  -Comandante, en el año 2003 se celebró, no sólo el aniversario 150 del nacimiento de José Martí, sino también el aniversario 50 del asalto al Moncada. ¿Se puede decir que aquel 26 de julio de 1953 empezaba la Revolución Cubana?

  Para darle respuesta a tal pregunta -durante casi 25 páginas-, fue necesario que se sucedieran numerosas indagaciones y contestaciones entre ambos interlocutores. En lo que corresponde a este tema, me gustaría terminar con algunos fragmentos de esas intervenciones esclarecedoras de Fidel.

  -“No sería absolutamente justo, porque la Revolución Cubana comenzó con la primera guerra de independencia en 1868. Se inició por Oriente, el 10 de octubre de ese año; la dirigió un cubano bien preparado, Carlos Manuel de Céspedes (…) El mérito de Martí, su mayor mérito es el siguiente: se acaba la guerra aquella que tuvo lugar entre 1868 y 1878, él es un joven intelectual y patriota, poeta, escritor, con ideas independentista, tiene entonces sólo 25 años de edad al finalizar la contienda y comienza a dar los primeros pasos en el camino que lo llevaría a la unión y dirección de los veteranos de aquella dura y gloriosa guerra de diez años.(…) Martí logró unirlos. ¡Que talento y capacidad! (…) Elabora una doctrina, desarrolla la filosofía de la independencia y un pensamiento humanista excepcional. (…) Más de una vez ha ez ha bló sobre el odio: “No albergamos odio contra el español”.xvii[xvii]

  (…) Desarrolla, además, una concepción integradora para América Latina. (…) Antes de partir al combate, Martí está redactando una carta a Manuel Mercado (…) Es extraordinario lo que dice (…) Esa es la herencia increíble que nos deja aquel hombre a los revolucionarios cubanos. (…) Yo empiezo a adquirir una cultura política, así, con esas palabras (…) Cuando el ataque al Moncada, en 1953, había leído lo suficiente sobre el socialismo, tenía un pensamiento martiano desarrollado y además, ideas socialistas radicales, un pensamiento que he sostenido después firmemente a lo largo de toda mi vida. Por eso cuando usted dice que la revolución comienza el 26 de julio de 1953, nosotros decimos que comienza el 10 de octubre de 1868 y se prolonga a lo largo de la historia”xviii[xviii]

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                 i.      Castro, Fidel. La Historia me absolverá. Ed. Anotada. OP-CE. La Habana, 1993. Pag. 34.
              ii.      Ibidem.
            iii.      CF. Ob. Cit. Pags. 108-109.
            iv.      José Martí. Poesía completa. Edición Crítica del Centro de Estudios Martianos. Editorial Letras Cubanas, dos tomos. La Habana, 1993. Tomo II, Pas. 10 y 11.
             v.      El pensamiento político de Martí, de Emilio Roig de Leuchsenring, en Colección de Divulgación Martiana, Cuaderno No. 1, La Habana, 1960. Pags. 12 y 13.
            vi.      José Martí. Obras Completas, en dos tomos. Edt. Lex, La Habana, 1953, tomo I, pag. 673.
          vii.      Idem.
         viii.      José Martí. Todo lo olvida Nueva York en un instante. Selección y presentación de Jorge de J. Aguirre y María A. Juliá, Edt. Ciencias Sociales, La Habana, 1997. Pag. 1 a 3
             ix.      José Martí. Poesía y Prosa. Selección, Introducción y edición de Armando Cristóbal. Colección Joyas de la Literatura Castellano y Lusoparlante. Vol. VI. Asoc. De Prensa Hispanoamericana en España, Madrid, 2004. Pag. 12.
              x.      José Martí. Cronología. De Ibrahim Hidalgo Paz. Col. Estudios Martianos. Edt. Ciencias Sociales, La Habana, 1992.
             xi.      El pensamiento político de Martí, op. Cit. Pag 289.
           xii.      idem
          xiii.      Idem
         xiv.      Camino a lo alto. Apoximaciones marxistas a José Martí. Col. Ponencia. Compilación de la revista de teoría internacional “Marx Ahora”, Edt. Ciencias Socales, La Habana, 2006
.            xv.      Género de canto popular, originariamente de los barrios de La Habana, extendida al resto del país, donde se mezclaban de maners diversas las raíces musicales procedentes de España y de África. Ver el Diccionario de la Música Cubana del Mtro. Helio Orovio, Edt. Letras Cubanas, La Habana, 1981
         xvi.      Camino a lo alto. Op. Cit. Pag. 12 a 14.
          xvii.      Cien horas con Fidel. Ignacio Ramonet. OPCE. La Habana, 2006. Pags. 31-44       xviii.    Idem. Pag. 55

 

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