domingo, 5 de septiembre de 2010

HONRAR HONRA No. 34/10 -- Órgano de la Oficina del Programa Martiano del Consejo de Estado de la República de Cuba.

HONRAR HONRA No. 34/10
Órgano de la Oficina del Programa Martiano del Consejo de Estado de la República de Cuba.

Editor: Subdirector Lic. Eulogio Rodríguez Millares.
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“Y en toda representación, bien se reflexione sobre cosas externas, bien sobre actos internos propios, existe dualidad inevitable entre el objeto pensado y y el sujeto pensante” José Martí O. C. T-21, P-57

INVITACIÓN A LA II CONFERENCIA INTERNACIONAL BOLÍVAR, LINCOLN Y MARTÍ EN EL ALMA DE NUESTRA AMÉRICA, CARACAS, VENEZUELA (NOVIEMBRE 17 AL 20)
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DOCUMENTOS INCLUIDOS EN ESTE NÚMERO.


1.- Nuestra América: ¡Ahora o nunca!, Unida o devorada
2.-ESTÉTICA Y ENAJENACIÓN, Por Lic. Orlando Licea Díaz Pag. 5
3.- Juárez en Martí, por Dr. PEDRO PABLO RODRÍGUEZ Pág. 11

1.- Nuestra América: ¡Ahora o nunca!, Unida o devorada Por Maria Gabriela Lozano González.

En general todos los procesos destinados a lograr la integración latinoamericana han debido enfrentar dos formidables enemigos. De un lado, el destino manifiesto del imperialismo estadounidense, para quien desde el mismo nacimiento de nuestras repúblicas, romper todo intento de integración significó un objetivo vital, y del otro, las oligarquías nacionales agrarias, secundadas por una burguesía comercial e importadora apátrida y perfectamente acomodada con los intereses imperiales.

La combinación de propósitos ha sido, hasta hoy, demoledora. En esa especie de trapiche fueron triturados los sueños integradores de Simón Bolívar, San Martín o Artigas y tantos otros. Poco o nada pudieron hacer los visionarios integradores a lo largo de los siglos XIX y XX. Los intereses y pasiones más mezquinos se han impuesto siempre sobre el interés de los pueblos, habitualmente convidados de piedra en esta discusión. Todas las iniciativas que lo largo de este tiempo pudieran ser calificadas de integradoras tenían plomo en el ala, nacía heridas de muerte. Fueron proyectos de intercambio de capitales o lo fueron de adhesión como vagón de cola al tren del imperio.

Es lamentable, poco menos que dramático, que los latinoamericanos no hayamos podido poner en marcha un auténtico proceso integrador. Las condiciones necesarias para que un proceso integrador tenga éxito están naturalmente presentes entre nuestros países: identificación social, cultural, complementación económica, etc., pero… no se ha logrado, ha podido siempre más la ruindad, la mezquindad y la pequeñez de miras.

Historia… que algo queda

Simón Bolívar no ha sido el único, pero desde luego sí el primero y quién con más claridad de ideas y sentimientos intentó un verdadero proceso integrador. Su más caro proyecto, la creación de un gran país que hoy incluiría a cinco naciones, sucumbió ante las manipulaciones y acciones divisionistas, tanto de las oligarquías nacionales como del incipiente poder del naciente y agresivo imperio de EEUU.

Los intereses de EEUU, y su influencia sobre América Latina, considerada por ellos como su zona natural de influencia, gravitaron en forma determinante para que el proyecto del mágico adelantado sucumbiera. Detrás de las conspiraciones oligárquicas constantes, tanto en Venezuela, como en la Nueva Granada y Quito contra el proyecto unificador de la Gran Colombia estuvo siempre la sombra del poder estadounidense.

El Libertador, ya desde 1820, -apenas nacida en Angostura la Gran Colombia- miraba hacia un objetivo integrador más amplio pues percibía que las insipientes naciones americanas deberían unirse para resistir los embates de las grandes potencias mundiales, especialmente de los EEUU Incluso llegó a plantearse la liberación de Cuba del imperio español temiendo que ocurriera lo que efectivamente ocurrió, que esas colonias españolas terminaran sólo cambiando de colonizador, de España a los EEUU.

Así, en 1826 concretó su mayor esfuerzo al lograr reunir en el Congreso Anfictiónico de Panamá a México, la Gran Colombia , Centroamérica y el Perú. Con motivo de ese Congreso, el Libertador afirmaba estar 'persuadido de que los EEUU, plagaría de miseria la América en nombre de la libertad'. No se equivocó el genio, ni en esto, ni en el hecho de que la primera muestra la obtendría en el resultado del Congreso: un triste fracaso. Las naciones citadas antepusieron los intereses de sus respectivas oligarquías y de allí este primer gran acto fallido en la esencia.

Los ideales integracionistas de Bolívar no funcionaron en nuestra América pero sí sentaron las bases de futuras integraciones regionales que hoy vemos más concretadas en Europa o Asia con notable éxito. ¿Será que estamos muy cerca de los EEUU?...pudiera ser. Desde entonces, el ideal integrador latinoamericano dio paso a otra idea u otro plan made in USA: la idea del Panamericanismo, que devino en integración de los EEUU, con su patio trasero.

Bajo esta perversa fórmula integradora, algo así como la reunión del depredador con las presas, EEUU, cumplió con sus objetivos. Primero, hacer de América Latina su zona de influencia económica y política hasta convertirla en suministradora de materias primas sin valor agregado y compradora de sus bienes y servicios industrializados. Y, segundo, expandir sus límites territoriales hasta los más lejanos confines del continente, con presencia real o por la vía de cipayos testaferros. La doctrina Monroe y el destino manifiesto son claves para entender este proceso atomizador para nuestras naciones y anexionistas en la práctica para el Imperio.

La doctrina Monroe expresa claramente el proyecto de los EEUU, para las naciones latinoamericanas. En ella queda subrayada la dominación de los intereses estadounidenses sobre el resto del continente. En 1904, el presidente T. Roosevelt proclamó el derecho de los EEUU, a intervenir en cualquier nación latinoamericana que 'actuara incorrectamente en su política interior o exterior'. No muy distinto a lo que hacen hoy. Las intervenciones militares, invasiones y acciones desestabilizadoras en las naciones latinoamericanas fue la característica a lo largo de todo el siglo XX, siéndolo también en los albores de este siglo XXI, basta mirar hacia Haití, Cuba o Venezuela para confirmarlo. Bajo esta premisa se dio lo que el general Perón dijera: 'El siglo XXI nos conseguirá unidos o hundidos', henos aquí dispersos y con el agua al cuello.

Hoy está en marcha una nueva propuesta. El nuevo impulso integracionista dispone de unas bases y principios filosóficos distintos. En primer lugar se apoya en un modelo de integración autónomo que rompe con los esquemas previos y qué, aunque no debe considerarse como una integración anti-nadie, es una integración para nosotros, una integración que apunta hacia nuestros propios pueblos y necesidades. Un proyecto integracionista qué, a diferencia de la Alianza para el Progreso o el ALCA, especie de reunión de ratones bajo la autoridad y amenaza de un gato glotón y despiadado, apunta hacia la complementariedad solidaria entre pueblos hermanos y desecha la competitividad desalmada. Una auténtica unión de pueblos hermanos para reivindicar al derecho al progreso, la libertad, la igualdad y el respeto en un mundo multipolar en el cual, uno de lo polos, por derecho legítimo hemos de ser nosotros.

Se trata de una decisión firme de hacernos fuertes desde la unión de nuestras potencialidades nacionales que son muchas. Una nueva asociación de 'ratones' que decidimos no continuar siendo alimento del 'gato' y qué, venciendo nuestros propios miedos, así como nuestras propias inclinaciones a suponernos mejor preparados para resistir el ataque del 'gato' por separado, tomamos la decisión de apiñarnos alrededor de un espíritu unitario y no continuar huyendo del gato, no seguir ofreciéndonos como víctimas propiciatorias cada vez que a éste le venga en gana, sino hacerle frente, abandonar los miedos y probablemente hacer huir al 'gato', o al menos, hacerlo que busque otros ratones.

El presidente Chávez inició la nueva siembra de este modelo salvífico de nuestra identidad y futuro, cuando en solitario se negó a firmar el compromiso con el ALCA en 2001 en la ciudad canadiense de Quebec. Desde entonces ha venido trabajando sin descanso en un modelo de integración alternativo, al cual, el mismo Chávez ha llamado, Alternativa Bolivariana para América (ALBA). Un modelo integracionista que no es simplemente un conjunto de normas fruto del hallazgo de economistas o burócratas, -¡Ya habrá tiempo y lugar para los tecnócratas, este es tiempo de hombres!- sino una retorno a lo más profundo de nuestras raíces como pueblos, así como un profundo cambio en los valores de vida, desde el egoísmo ciego hacia la solidaridad humanista.

Sin querer presentar como modélica la conducta de Venezuela, lo cierto es que estamos asistiendo a ejemplos de la naturaleza intrínseca de esta forma de integración. Pese a las críticas más severas de los 'expertos' económicos cipayos, los nuevos intercambios funcionan bajo esta nueva filosofía. Venezuela surte a Cuba del petróleo que tanto necesita y a cambio Cuba está proporcionando a Venezuela médicos e instrumental de alta tecnología para unos servicios de salud que el pueblo venezolano nunca tuvo, además, en operaciones gobierno a gobierno, pueblo a pueblo.

Para quienes adoran los rasgos inhumanos de la competitividad, Venezuela debería vender todo su petróleo al mejor postor en dólares constantes y sonantes, hacerlo con cualquiera de los intermediarios que se enriquecen con este negocio y Cuba comprarlo con sobre precio. Por otro lado, el pueblo venezolano debería continuar en las fauces de los servicios de salud privados. ¡Una maravilla…para ellos! Así los vende patria estarían felices. No se preguntan, por ejemplo, cuánto habría que pagar, -en ese billetito verde que tanto les fascina- para cancelar hasta 47 millones de consultas médicas de calidad en un año. Las mismas que ha proporcionado, incluyendo medicinas, totalmente gratis el programa Barrio Adentro.

Igual puede decirse del criticadísimo intercambio de petróleo por ganado con Argentina. Ellos preferirían que los hermanos argentinos salieran al mercado divino a comprar, -comisiones y ganancias fabulosas de por medio-, petróleo caro, y Venezuela continuar importando carne por cientos de miles de toneladas anuales, eso sí sería 'inteligente', moderno y conveniente. Resulta evidente a quienes beneficia el modelo de comercio por la calle del medio: A las burguesías importadoras-exportadoras de siempre y los países desarrollados con grandes subsidios a sus productos agrícolas y pecuarios. Del mismo modo es aún más evidente a quienes beneficia esta forma de intercambio basada en la complementariedad solidaria: ¡A nuestros pueblos cara..!.

La imposibilidad de resolver nuestros problemas por separado está escrita en las páginas de nuestra historia reciente. En los años 80, una mezcla perfecta de corrupción política, espíritu apátrida y el desarrollo de ciertas políticas económicas impuestas desde el imperio, llevaron a nuestras naciones a la encerrona mortal de abrir sus mercados internos a la competencia con las grandes transnacionales. Se llevó a la ruina la industria nacional de nuestros países, incapaces de competir con las poderosas transnacionales. La alternativa, debidamente estimulada con los dólares abundantes de los países productores de petróleo ganando intereses muy bajos en los bancos del norte, hizo aparecer el fantasma de un endeudamiento grotesco e ilegal que sólo benefició a las oligarquías nacionales, agrarias, comerciales y políticas. Esto fue aprovechado por los pa&iac ute;ses industrializados para presionar sobre el flujo de pagos y desmantelar los sistemas económicos al interior de nuestros Estados. El Fondo Monetario Internacional, como cabeza de la banca acreedora condicionó rigurosamente la atención financiera a la entrega privatizadora de los sectores estratégicos de nuestras economías.

Argentina fue un modelo emblemático de la aplicación de estas políticas diseñadas por el FMI, privatizando todo, apenas se salvó, y no estoy seguro, el aire, habría que indagar si todavía respirar es gratis. Pues veamos, en esos momentos, como Juan en el desierto, clamó la voz de Fidel Castro convocando a la unión para hacer frente a las negociaciones con el FMI y la banca internacional. El imperio se sacó de la chistera un conejo para enredarnos en nuestros pequeños egoísmos una vez más. Ofrecieron, -tal como lo hacen hoy con los DD.HH o con la lucha contra el 'terrorismo'- unos certificados de buena conducta para quienes fueran a negociar por separado, educadito y con buenos modos. Cayó México de primero y le siguió Venezuela con 'el mejor refinanciamiento del mundo'. Reconocimos una deuda no suscrita legalmente por la República de unos 30 mil millones de d ólares, admitimos la extraterritorialidad de los juicios renunciando a nuestra soberanía, debimos aceptar como deuda la nación unos 15 mil millones de dólares de deuda privada. No se nos prestó ni el saludo a lo largo de un quinquenio. Pagamos 5 mil millones de dólares anuales por 5 años. Al terminar este primer quinquenio debíamos 35 mil millones. Más de lo que adeudábamos antes de comenzar esta maravilla de refinanciamiento. Eso sí, tuvimos una buena figuración, un buen nombre, y un certificado que debe tener en su casa de Miami, colgado en un marquito, el Presidente Jaime Lusínchi, genio de esta negociación. Ese es el saldo de la desunión. Ese seguirá siendo el saldo… siempre.

Una reconversión a fondo de nuestras conciencias más que complejos sistemas económicos es la fórmula para nuestra salvación. No es suficiente con MERCOSUR o la CAN , aunque es un buen punto de partida. No es suficiente con acuerdos comerciales, es necesaria la integración de nuestros pueblos. Es necesario torcerles el pescuezo a las burguesías nacionales y obligarlas a mirar hacia dentro y hacia el sur. Es imprescindible romper el encantamiento que les hace mirar con inaudito embobamiento hacia el norte. Hay que nacionalizarlas, hay que hacerlas pensar en la patria, por cierto, no más que lo hacen los empresarios franceses, ingleses o españoles en sus propios países, lo que no será posible es la coexistencia de una burguesía u oligarquía apátrida con un proceso de integración verdaderamente latinoamericanista. La diversidad política en nuestros países me acon seja no pensar de partida en una integración basada en el socialismo nuevo, deslastrada de burguesías apátridas. El tiempo, es juez severo e irá diciendo, sí me atrevo a señalar que ha llegado nuestra hora, que este es nuestro tiempo, que es ahora…o quizás nunca. Nuestra América, unida o devorada.

2.- ESTÉTICA Y ENAJENACIÓN, Por Lic. Orlando Rubén Licea Díaz.

“Cada estado social trae su expresión a la literatura, de tal modo, que por las diversas frases de ella pudiera contarse la historia de los pueblos, con más verdad que por sus cronicones y sus décadas, no puede haber contradicciones en la naturaleza; la misma aspiración humana a hallar en el amor, durante la existencia, y en lo ignorado después de la muerte, un tipo perfecto de gracia y hermosura, demuestra que en la vida total han de ajustarse con gozo los elementos que en la porción actual de vida que atravesamos parecen desunidos y hostiles. La literatura que anuncie y propague el concierto final y dichoso de las contradicciones aparentes; la literatura que, como espontáneo consejo y enseñanza de la naturaleza, promulgue la identidad en una paz superior de los dogmas y pasiones rivales que en el estado elemental de los pueblos los dividen y ensangrientan; la literatura que inculque en el espíritu espantadizo de los hombres una convicción tan arraigada en la justicia y belleza definitivas que las penurias y fealdades de la existencia no los descorazonen ni acibaren, no sólo revelará un estado social más cercano a la perfección que todos los conocidos, sino que, hermanando felizmente la razón y la gracia, proveerá a la humanidad, ansiosa de maravilla y de poesía, con la religión que confusamente aguarda desde que conoció la oquedad e insuficiencia de sus antiguos credos.”
José Martí. (Obras Completas, Tomo 13 Pág. 134)

“Así la sociedad establecida produce al hombre en toda la riqueza de su ser –produce al hombre rico profundamente dotado de todos los sentidos- como su realidad durable. Se verá como subjetivismo y objetivismo, espiritualismo y materialismo, actividad y sufrimiento, sólo pierden su carácter antitético; y así su existencia, como antítesis en la condición social; se verá como la resolución de la antítesis teórica es sólo posible de una manera práctica, en virtud de la energía práctica del hombre. Por lo tanto, su resolución no es en modo alguno sólo un problema de conocimiento, sino un problema real de la vida, que la filosofía no podría resolver, precisamente porque concebía este problema simplemente como problema teórico.”
Carlos Marx. (Manuscritos Económicos y Filosóficos de 1844, Pág. 115)

La estética revolucionaria y, en general, la postura revolucionaria en esta época, se enfrenta a un reto colosal, complejo y definitivo; luchar no sólo por la justicia, la belleza, la fraternidad, la paz y la igualdad de sus congéneres, sean estos los pobres de la tierra, los oprimidos, los débiles y los explotados, que constituyen la inmensa mayoría de la población del planeta, por la minoría cada vez menor de seres humanos que están en el otro polo de la contradicción, llámense estos ricos, del norte, capitalistas, explotadores o privilegiados, sino que el pensamiento y la acción de los revolucionarios, progresistas y seres humanos honestos de esta gran y sufrida humanidad, han de orientarse a buscar las formas de redimir a ambos polos (al género humano en su conjunto) de la contradicción lacerante y la enajenación de su existencia, de la locura y el sufrimiento al que h an estado sometidos desde que surgieron las clases sociales, enajenación y sufrimiento que han tenido un crecimiento sostenido y exponencial, que ha terminado lesionando seriamente tanto a los seres humanos del planeta en su conjunto como al planeta mismo. Tanto, que el riesgo real de extinción de la especie humana crece por días, así como el deterioro de las condiciones climáticas se aproxima cada vez más a parámetros que harán imposible, al menos durante un largo período astrológico, la vida humana en el planeta.

El “en la vida total han de ajustarse con gozo los elementos que en la porción actual de vida que atravesamos parecen desunidos y hostiles” de Martí y el “se verá como” de Marx, es hoy, es ya. No queda mucho tiempo para ver ni para ajustar con gozo, la urgencia temporal agudiza el problema para los revolucionarios, para los amantes del género humano, urgencia que ha de agudizar con nuevos bríos su pensamiento y su acción, so pena de que no haya mentes que recuerden la estancia del ser humano en el planeta tierra.

Para los revolucionarios latinoamericanos este reto, angustioso y urgente, tiene una connotación especial, pues son sus líderes , evidentes e indiscutibles, Fidel y Chávez, los que en forma insistente, razonada y profunda, han llamado una y otra vez a abordar todos los asuntos de la vida en al planeta desde esta perspectiva esencial, pareciendo, a veces, que no se les comprende, o que no se piensa ni se actúa con la imprescindible energía, sagacidad, inteligencia, capacidad de amar, claridad de juicios y amplitud de miras y de metas que el problema cardinal demanda de todos aquellos que se sienten y se piensan como los representantes de la luz, ante la oscuridad tremenda y definitiva que se nos echa encima.

Quizás a algunos (ojalá no a muchos) esta visión del tema pueda parecerles demasiado apocalíptica, cuando nunca ha sido más real. Las religiones organizadas, es curioso, que acuñaron el término y que se han pasado una buena parte de la historia formando algarabías y alharacas en torno al tema, logrando incluso, con sus métodos, movilizar a la opinión y a la acción, ahora, cuando el problema adquiere certeza científica y posibilidad real, guardan un curioso silencio, junto al silencio mayor de los poderes de las sombras y la muerte (los poderosos y ricos del planeta) ¿O es que acaso el Apocalipsis originalmente temido no era el de la tierra y el de todo el género humano, sino el de las clases privilegiadas, la derrota de las sombras y la victoria de la luz? ¿O es que temen al juicio final? Las sagradas escrituras advierten una y otra vez a los representantes del poder sagrado y del p rofano sobre el tema.
“En ese día el señor castigará, a los poderes celestiales y a los reyes de la tierra” (Isaías 23, 24, 26)
Y hay al menos cinco citas bíblicas más en las que se condena de diversas formas a los ricos y fariseos.
Quizás otros se pregunten que tiene que ver la pobre estética, la simple y pasiva, y tranquila y amorosa belleza con la desaparición de la vida, con la enajenación, con la explotación, que son la manifestación evidente palpable y cotidiana de la antiestética, de la fealdad, acaso incluso para algunos expertos en estética revolucionaria Platón y Kant siguen predominando cuando de lo bello se trata, o porque nos aferremos inconscientemente en mantener aunque sea un centímetro cúbico de lo humano, puro, y alejado de la tremenda confusión y destrucción cotidiana del resto.

Por último están los que piensen que el razonar y el pensar aunque se hagan con pasión, están de más en un mundo que clama por la acción práctica del ser humano. Que jamás ha sido (ni salido de) la crítica una obra bella, acaso por la confusión metafísica entre el ser y el pensar que son, como razonara Marx, distintos, pero al mismo tiempo están en unidad recíproca, que uno no puede existir, ser real o humano sin el otro.

Y es que ni para materialistas ni para idealistas; para demócratas o para dictadores etc. La estética es intrascendente, Platón reconoció al arte una función social y política, Diderot, Lessing y más tarde Hegel, introducen en la estética elementos de crítica social, (consecuencias de la división del trabajo, aplastamiento del individuo por la necesidad económica y por el dinero, enajenación de las relaciones humanas burguesas etc.) la estética es un arma más de la burguesía y también una especie de autocrítica. Para Schiller todas las civilizaciones nacieron del instinto de lo bello, sólo el arte puede dar al hombre, al que el estado moderno aplasta, su integridad total y una libertad superior, gracias a él, el hombre conquista la armonía espiritual y llega a la virtud, sueña con un “estado estético” edificado sobre la razón y la belleza. La religión y la ciencia han expulsado a los dioses (a la belleza) del olimpo. Para Hegel el arte es una necesidad del hombre y ya vimos como para Martí y para Marx es un reflejo de la vida real y objetiva de los seres humanos, en intima relación con su realidad social, lo que le imprime una realidad y trascendencia especiales. (Para los latinoamericanos va resultando necesario un estudio sobre el concepto de la estética martiana, ya que este no limita la necesidad y realidad de lo bello al arte, sino que la belleza se constituye en una demanda de toda acción humana)

Repasemos, aunque sea de forma somera el tema de la enajenación. El término y el primer concepto proviene de Hegel y fue puesto sobre la tierra y desarrollado por Marx. La alienación es el despojo, la pérdida por el hombre de lo que constituye su esencia propia, el dominio del objeto sobre el sujeto, del producto sobre el productor. Parece como si la esencia de la alienación y la enajenación fuese el dominio de las cosas sobre el hombre, lo cual es sólo una parte de la verdad, (y a mi juicio no la más trascendente) además del objeto, del producto del trabajo, en la economía burguesa se enajenan también la naturaleza y el hombre mismo, sus propias funciones activas, su actividad vital, “el trabajo enajenado enajena la esencia del hombre, convierte a la vida de la especie en un medio de vida individual” (Manuscritos Pág. 77) A medida que avanzamos en la lectura de los Manuscritos, el concept o de alienación adquiere mas relevancia y trascendencia. “El trabajo enajenado transforma entonces:
3) El ser esencial humano, tanto la naturaleza como el haber espiritual de la especie, en algo alienado, en un medio para su existencia individual. Enajena del hombre su propio cuerpo, al igual que la naturaleza exterior y su esencia espiritual, su ser humano.
4) Una consecuencia inmediata del hecho de que el hombre sea enajenado del producto del trabajo, de su actividad vital, de su ser esencial, es el enajenamiento del hombre del hombre… En realidad, la proposición de que la naturaleza esencial del hombre le es enajenada, significa que un hombre es enajenado de otro, igual que cada cual lo es de la naturaleza esencial del hombre. El enajenamiento humano, y de hecho toda relación del hombre consigo mismo, se realiza y se expresa primero en la relación en que un hombre está frente a otro hombre” (Pág. 78, 80)
Aunque en los Manuscritos Marx sigue profundizando sobre el asunto, para el fin de este modesto intento es suficiente. La enajenación constituye una piedra angular del concepto científico del mundo y de la historia ya que demuestra que, la pérdida de las cualidades humanas, su deterioro, su enajenación, no se limitan ni circunscriben al trabajador sino que incluyen al propietario, al político y a todas las categorías en que se sub-divide artificialmente a los seres humanos en las sociedades de clase, incluyendo al artista, al esteta, al crítico y al filósofo, que están tan enajenados como los trabajadores mismos.

La enajenación (o lo que es lo mismo, la locura) no se limita a la relación del hombre consigo mismo, sino que abarca también a todas las funciones individuales, incluyendo las fisiológicas por una parte, y a las relaciones con los demás hombres y la naturaleza por otra, como las laborales, sexuales, familiares, recreativas etc. Generándose, entonces, un mundo enajenado (mundo loco). No hay que ser muy sagaz para comprender que entre las funciones enajenadas está también la percepción y el disfrute de lo bello, el sentido estético del hombre, junto a la ética, la política, el estado y todas las formas en que el ser humano despliega su vida. A la estética enajenada se aplican, cada vez con más evidencia, las mismas leyes que a los objetos, consumo, demanda, precio, ganancia etc.

Esta conclusión lleva, de forma directa, a una serie de cuestiones, en primer lugar ¿Cómo se da esta enajenación, cuáles son sus características y sus leyes? Pues considero son las mismas de la metafísica, en primer lugar, detener el movimiento, el desarrollo, negarlo u ocultarlo, buscar el absoluto, lo eterno, lo perfecto, más allá de la vida de los seres humanos, lo que equivale a una cultura y a una estética de lo inanimado, de la muerte y de las sombras. En segundo lugar, negar la unidad, dividirlo todo en más y más fragmentos y ponerlos de inmediato en guerra y oposición, intentando siempre que uno destruya, elimine, someta, o venza al otro, cultura del crimen, de la destrucción de la pugna y de la guerra. En tercer lugar, establecer fronteras bien definidas entre las partes componentes, cultura y estética de la soledad y el abandono. Por último, y acaso como sub pr oducto de la anterior, establecer leyes y lenguajes propios para cada una de las partes, lo que he denominado efecto Torre de Babel, productor de confusión e incomunicación.

Si esto es así, entonces no es de extrañar que la cultura haya tomado por estos senderos en su desarrollo evolutivo, y que se necesite una forma nueva y revolucionaria de repensarla, concebirla y vivirla, forma que, en parte, ya está creada y reflejada en diferentes documentos trascendentes, elaborados en la búsqueda del ser humano de su imprescindible redención definitiva, (aunque haya que reinterpretarlos) y en experimentos sociales parciales, que han sido cuando menos incomprendidos y manipulados, por las fuerzas beligerantes de las diferentes épocas, entre ellos los cristianos mismos, que han de apurarse en rescatar su esencia.

En segundo lugar el problema del ser humano, incluyendo el estético, no se resuelve de forma simple, convirtiendo al estado en propietario universal, ni a los trabajadores en propietarios, ni a los hombres en mujeres ni a las mujeres en hombres, a los blancos en negros etc. etc. sino diseñando activamente una nueva forma de vivir y producir acorde con nuestra esencia natural, que excluya la enajenación. Por supuesto que la estética revolucionaria implica la existencia paulatina de artistas que no estén en una relación enajenada consigo mismos, con su obra y con el mundo al cual pretenden mejorar. Este tremendo reto implica que la posesión, en cualquiera de sus formas, ceda su puesto al disfrute, que desaparezca la propiedad como primer valor, no sólo en las leyes, sino en el espíritu de los seres humanos, que la ética se transforme y se renueve, no en mandamientos nuevos, sino también en la concienci a de la especie, en fin, una forma realmente nueva de pensar, de sentir y de vivir y disfrutar la vida.

¿Escapamos los revolucionarios mismos a las relaciones enajenadas, lo mismo en lo económico que en lo social, en lo ético que en lo estético? Ernesto Che Guevara, paradigma de hombre de estos tiempos, de revolucionario y de intelectual se refirió a la dura lucha que tenía que librar a diario consigo mismo para erradicar en él los conceptos y valores del mundo burgués, del mundo enajenado. Si así fue para el Ché, superdotado por instinto, que no será para los que no tuvimos el privilegio a veces ni siquiera de intentar esta tarea o de concebirla.

No será a partir de elucubraciones teóricas que se elabore una estética revolucionaria sino a través de la tensión, la lucha y el desgarramiento de la acción cotidiana, del quitarnos los vestidos viejos (incluida la ropa interior) y seleccionar inteligentemente las nuevas vestimentas, para lo cual es imprescindible desnudarse y enfrentar el frío y el calor, la lluvia, la humedad y el magnetismo.

La penetración de la cultura burguesa, de la estética del arte por el arte, de los jugueteos monetarios, del arte como mercancía, del ser humano como robot cibernético programable, de la manipulación sensorial, del marginalismo grosero y otros fenómenos artísticos y culturales enajenantes y antihumanos, no es sólo, ni siquiera esencialmente, un problema de discusión teórica, sino de creación de una vida nueva, que necesariamente engendrará un nuevo arte y una nueva estética, exentos de contenidos y de formas locas, para ello hay que incluir, necesariamente a la subjetividad dentro de la acción revolucionaria, a la espiritualidad, a la recreación a la sexualidad, a la amistad, en fin, a toda la realidad y no sólo a los aspectos sociales, políticos o empresariales. No puede existir y no existirá realmente, un mundo nuevo en el que predomine la moral vict oriana, las películas de Holywod, la violencia individual y colectiva, la chabacanería marginal, el consumismo y otros valores provenientes de culturas enajenadas. A estos no hay que prohibirlos, vencerlos, repudiarlos o destruirlos, sino superarlos, sustituyéndolos por los que surgirán necesariamente de una cultura y un mundo realmente nuevos.

En este sentido, vale la pena repasar y repensar la triste historia del socialismo real, del realismo socialista y de otros modelos trasnochados que aplicaron el método materialista como un modelo ya preparado sobre el cual se intentaron cortar los hechos históricos, en lugar de un método de orientación en constante perfeccionamiento, con lo cual terminaron por volver al principio, desgarrando lo mejor del alma colectiva de sus pueblos.

Muchos pensadores, incluso idealistas, como Hegel, señalaron que las sociedades de clase se oponen a lo bello, al arte, a la estética, o lo que es igual a la vida, según la línea argumental que hemos seguido, esta oposición ha crecido exponencialmente hasta llegar a una situación insoportable y loca, en la que subsisten:

De una parte la santurronería estéril de las misas, de los espirituosos de todo tipo, de los nirvánicos egoístas e insatisfechos y de otra la diablura manifiesta del KKK, los grupos fascistas y terroristas, los gánsters, estúpidos e indiferentes, buscadores viles de riqueza y poder elevados a la categoría y el rango de presidentes etc.
De una parte la riqueza y la opulencia extremas y de otra la miseria, el hambre la pobreza y la enfermedad

La libertad, la igualdad y la fraternidad junto a los derechos humanos, proclamados, a viva voz, como valores sumos mientras se practica en las sombras la persecución y la represión policíaca, las muertes “accidentales”, la vigilancia de los actos y pensamientos más íntimos, la incitación a la violencia y la tortura, las detenciones preventivas, la lucha fraticida entre religiones, filosofías, razas, zonas geográficas etc. El ser humano como primer enemigo del ser humano, incluso de si mismo.

La proclamación de la paz, hipócrita y forzada, mientras el mundo se desgarra en constantes guerras que cada vez cobran más y más víctimas, sobre todo de inocentes.

La proclamación de un arte y una cultura, vacíos e intrascendentes en miles de toneladas de papel cromado, discos compactos, de transmisiones interminables vía satélite, mientras se silencian sistemáticamente o se destruyen lo mejor del arte y la cultura universal (el caso de Irak es sólo un ejemplo)

La enajenación ha llegado a tal extremo que resulta para muchos imposible la simple noción de lo bello, de la vida natural, de lo justo y lo noble, de lo genuino… por la constante erosión enajenante y loca de nuestras facultades humanas, de los sentidos humanos incluidos los físicos, a través de estímulos cada vez más violentos, fuertes y antagónicos, la vista por la iluminación artificial excesiva, por mil refuegos artificiales que tal parecen dirigidos a débiles visuales y que asustarían a cualquier ser natural, en las discotecas, en los terrenos deportivos y espectáculos artísticos y hasta en los hogares mismos, el oído por cada vez mas potentes equipos amplificadores y melodías que igual asustan que enardecen, el tacto porque ya apenas palpamos y la ternura verdadera apenas tiene ocasión de manifestarse, el gusto y el olfato por las comidas chatarra, estandari zadas, los microways, los perfumes intensos y mantenidos y homogenizados, los preservativos iluminados y saborizados, los perfumes vaginales y otros inventos del mercado moderno. En fin, que este ser humano de hoy, producto de más de seis mil años de civilizaciones de clase, sea pobre o rico, burgués o proletario, amigo o enemigo, hembra o varón presidente o elector etc. apenas puede darse el lujo de hablar de, ni de sentir la belleza, pues se encuentra en el dilema esencial de rescatarse a sí mismo, a su existencia física, emocional y espiritual de forma tal que garantice al menos un poco de disfrute, de paz, de armonía y de belleza entre los elementos que componen su vida, en este sentido coincido con Martí en que el arte puede constituir y constituirse en una poderosísima arma en la batalla del hombre por rescatarse a sí mismo.

Entonces la primera tarea estética del revolucionario consiste en rescatar la belleza y la armonía de su propia vida, y de la de la vida de los demás, y con ella recatar la vida y el disfrute y placer de vivirla.

Bibliografía:
1-Licea Díaz Orlando. Ecología Interior. Editorial Científico Técnica. La Habana 2006
2-Licea Díaz Orlando. Socialismo y Subjetividad.
3-Licea Díaz Orlando. Significación de la Subjetividad para el diseño de un mundo mejor. Aporrea. 2006.
4-Martí José Obras Completas. La Habana. 1987
5-Marx Carlos. Manuscritos Económicos y Filosóficos de 1844. Editorial Pueblo y Educación. La habana 1975
6-Marx Carlos y Engels Federico Sobre la Literatura y el Arte. Editora Política. La habana 1965.
3.- Juárez en Martí, por Dr. PEDRO PABLO RODRÍGUEZ

El benemérito de las Américas fue una de las personalidades de la historia continental más apreciadas por José Martí. Desde su adolescencia habanera, el cubano admiró al Presidente mexicano que tenazmente resistió la invasión extranjera, recuperó la soberanía de su patria e impulsó la renovación de su república mediante la aplicación de las Leyes de Reforma. Posteriormente Martí arribó a México a los tres años del fallecimiento de Juárez cuando su esencia aún estaba palpitante en la memoria, el recuerdo y la acción cotidiana de la sociedad mexicana. Por eso, en uno de sus textos escritos en la hermana nación, en defensa de la educación popular para todos, dijo: "Un indio que sabe leer puede ser Benito Juárez."

Benito Juárez fue, sin duda alguna, una de las personalidades hispanoamericanas más admiradas por Martí, quien llegó inclusive a situarlo al lado de Bolívar, el hombre mayor de nuestra América para el Maestro. Las razones para semejante estimación fueron varias. El cubano calificó como una "cruzada épica" la pelea republicana y patriótica frente a la invasión francesa y el imperio encabezada por Juárez. Y también señaló repetidas veces la condición étnica de Juárez, muestra absoluta para él de que no había justificación alguna para considerar inferiores a los indios de América. Así, afirma que "el alma humana tomó el temple y el brillo del bronce" en la persona de Juárez. Y por eso, entre los varios libros que quiso hacer y nunca pudo, Martí soñó con escribir dos biografías: l as de Bolívar y Juárez.

El liderazgo de Juárez está en la base de los juicios martianos acerca del mexicano como personalidad ejemplar de la historia continental. Para el Maestro no solo era de admirar la heroicidad de Juárez sino también su humildad. Así, en la época en que preparaba la guerra independentista para Cuba y Puerto Rico, Martí llama la atención en sus escritos acerca del ejercicio por Juárez del oficio de tabaquero durante su exilio en Nueva Orleans. Y cuando defiende la honra de los tabaqueros cubanos, frente a los que no querían contar con los emigrados pobres, escribe lo siguiente: "¡Tabaquero, bandidos, fue el indio Benito Juárez, que echó un imperio al mar, y supo desafiar la pobreza con honor, y reconquistó y aseguró la independencia en su tierra!"

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